Las obras literarias necesitan ser leídas. Sin un lector, sólo tienen una existencia virtual que no suscita efectos estéticos. Cada obra necesita a su lector, para que interactúe con ella, con lo que contiene; pero también para que el lector aporte sus conocimientos, sus concepciones, sus ideas. Con las aportaciones de ambos se construye el significado de la obra. Y el lector llega a interpretar su contenido.
La recepción de obras artísticas sigue procesos cognitivos muy similares. Toda obra artística, para ser, necesita un receptor, de alguien que perciba el significado de su mensaje, de su texto. Semióticamente, toda obra artística es un texto porque es portadora de significado(s). Pero los ha de descubrir y construir su lector-receptor: se lee una obra y se lee un cuadro, una escultura, buscando su significado, preguntándose sobre la intención y la interpretación que resulte más adecuada a lo sugerido por la expresividad de la obra.
El contenido de esta propuesta es un conjunto de orientaciones didácticas para estimular, desarrollar y potenciar las habilidades de recepción lectora y estética. Los materiales seleccionados hacen referencia a las conexiones que mantiene la literatura con las artes plásticas. En resumen, una obra que trata de aportar innovaciones para el tratamiento didáctico de la literatura, de modo que la formación lectora y receptora sirvan para integrar y comprender el espacio de la literatura en el amplio marco de las manifestaciones culturales.